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Louis Sullivan: The struggle for American Architecture

  • davidarlpr
  • Sep 28, 2020
  • 2 min read

La arquitectura americana estadounidense no es capaz de tener un estilo propio. El primer argumento que presento es que, en parte, este problema puede radicar en que la población estadounidense está compuesta por individuos de diferentes partes del mundo. Incluso, podríamos especular que es posible que si los nativos norteamericanos se hubieran desarrollado como la potencia que es Estados Unidos, no existiría esta lucha por el desarrollo de un estilo arquitectónico. En segundo lugar, la arquitectura americana no responde para el beneficio de la clase trabajadora. Estamos hablando de la arquitectura dedicada para actividades sociales, no la que podemos encontrar en las fábricas en Chicago, las cuales sí, personalmente, asocio con la imagen de Estados Unidos. Si la mayoría de esta población, variada en origen, pertenece a la clase trabajadora, y la arquitectura estadounidense no responde a esta clase, en función y accesibilidad, sino imitando a la cultura extranjera, no será posible gestar un estilo norteamericano. Esta imitación es resultado, además, de la idolatría a la arquitectura del extranjero, debe responder a su contexto, y eso incluye las personas.

La arquitectura americana sufre de la tendencia por popularidad de imitar la arquitectura europea. La llamada ‘Court of Honor” es un ejemplo claro de ello, donde características clásicas de la Beaux-Art quedan identificadas con facilidad. Los estadounidenses reciben esta arquitectura con brazos abiertos por su popularidad, y por ello mismo no le dan paso al desarrollo de un estilo propio, desconectado del estilo europeo.

Mientras Adler y Sullivan diseñaron The Auditorium Building para atender conflictos sociales que surgían en Chicago, a través de actividades sociales que se llevarían a cabo en este proyecto, la realidad concluyó siendo bastante opuesta. Por alguna razón, que podríamos especular cual de todas sería la más valida, el auditorio no terminó acogiendo a personas de todas las clases. Sea por precio de admisión, código de vestimenta, la naturaleza de lo que ofrecía el edificio, no cumplió con su función social. Por ello, pienso que es posible decir que, si se hubieran atendido los problemas sociales, se hubiera facilitado la solución al problema del estilo arquitectónico. Al acercarte a la gente, te acercas a la cultura del contexto del proyecto.

Para mí, el estilo de la arquitectura norteamericana es uno que asocio con el progreso capitalista. Oficinas, fabricas, complejos de producción en acero; los cuales son prácticos, pero no dan valor estético que estaban buscando en Estados Unidos. De hecho, la Ciudad Blanca (Court of Honor) fue pensada específicamente como un lugar separado de los trabajadores, de las chimeneas, y los conflictos sociales. Precisamente, vuelve ahí a radicar el problema, donde los arquitectos estadounidenses diseñan enajenando la clase trabajadora como si fueran el problema. El problema nuevamente es que diseñan, no para su gente, en su contexto; y la arquitectura debe responder a su contexto, y eso incluye las personas.

 
 
 

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